viernes, 27 de agosto de 2010

Guylaine Lanctôt ¿Quién es?

El nombre que me dieron cuando nací fue Ghislaine (que se pronuncia Guylaine) Lanctôt.
Entre 1970 y 2000 tomé el nombre de Guylaine Lanctôt. Éste es el nombre que tenían mis clínicas en Canadá y USA (estas últimas han conservado el nombre de Guylaine Lanctôt Clinique).

En 2001 añadí el apellido de mi madre para honrar mi principio femenino y retomé la ortografía de mi nombre; de ahí, Ghis Saint-Pierre Lanctôt.

Cuando tenía dieciocho años quería ser filósofa. Como en aquella época creía que “pensar no aporta nada a la humanidad”, escogí una profesión concreta que “ayuda a los demás”, la medicina.

Así, practiqué la medicina durante veinte años, en el área de la flebología. No obstante, siempre me guardaba un día de la semana para mí, para pensar. Me apasionaban tres temas: la medicina, la política y la espiritualidad.
• En medicina, buscaba la salud ilimitada: sabía, en el fondo de mí, que existía una manera de que todo el mundo tuviera una salud perfecta con un coste mínimo.
• En política, quería descentralizar el poder y volver a ponerlo en las manos de las personas, allí donde debe estar.
• En cuanto a la espiritualidad, continuaba mi búsqueda de lo absoluto y descubría el mundo invisible así como su primacía sobre el mundo visible.


Dejé la medicina que ya no respondía a mis aspiraciones y escribí La mafia médica. En este libro describo el sistema médico tal y como es en realidad: un sistema de enfermedad al servicio del Dinero y hecho para hacer que las personas enfermen. Doy las herramientas para salir de él y volver a encontrar salud y prosperidad.



Mi primer libro provoca una viva reacción en el establishment médico. El Colegio de Médicos (Consejo del Orden) me hizo un proceso para borrarme de sus filas. Esta saga está relatada en el libro titulado El proceso de la mafia médica.

Después inicié la promoción de la soberanía de la persona en todos los campos. Durante siete años, integré este concepto en mi vida cotidiana. Comparto esta experiencia en mi segundo libro: ¿Qué demonios he venido a hacer a esta Tierra?


Cuando tomé conciencia de que el estado de salud del cuerpo no era más que la manifestación, el espejo, del estado de conciencia del alma me dije: «Olvídate del cuerpo y ocúpate del alma&conciencia». Y es lo que hago desde entonces. Doy conferencias sobre distintos temas en francés y en inglés, por todo el mundo.
Ofrezco también consultas de orientación para individuos, grupos y empresas. Doy cursos y seminarios sobre los temas siguientes:

La vida: ¿sobrevivir o vivir? Una decisión
El orden: la prioridad del Principio FemeninoLa religión / la espiritualidad / la divinidad
La ley: justicia/justeza
La política: de la democracia a la personocracia
El dinero: economía/finanzas/industria/comercio
La salud ilimitada / juventud eterna / inmortalidad física
La educación / la comunicación / los medios de comunicación / la cultura
La familia / la pareja / los hijos
La sociedad: el paraíso en la Tierra, aquí y ahora

“Para mejorar nuestra salud es necesario ser más responsables”

. ENTREVISTA a
GHISLAINE LANCTÔT Autora de La mafia médica
“Para mejorar nuestra salud es necesario ser más responsables”
Revista Humanizar Ene - Feb 2007
Texto: Carlos Meza

Lanctôt, nacida en Canadá, inició desde hace 25 años este trabajo en su país. Después siguió en Francia y Estados Unidos. Llega ahora a España con sus argumentos sobre el sistema de sanidad actual en el mundo: “atiende a la enfermedad, no a la salud, al tiempo que hace vulnerables a las personas al volverles ignorantes, dependientes y consumidores de fármacos”.

“El individuo es soberano respecto de sus decisiones en torno a la propia salud, pero a veces no lo sabe; por eso es necesario recodárselo y enseñarle a usar su propio poder, y así tener una mejor salud y vida”, afirma la doctora Ghislaine Lanctôt, autora del best seller “La mafia médica”, un polémico trabajo que denuncia la forma en que organismos internacionales, gobiernos, laboratorios y entidades financieras manipulan los sistemas de salud.

– ¿Qué es “La mafia médica y cómo se estructura”?

– La Organización Mundial de la Salud (OMS), es el Ministerio del “Gobierno Mundial” representado por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pues bien, la OMS es la que establece las políticas de salud y todos los países miembros ejecutan estas políticas. Todo esto es parte de un programa que se llama el Nuevo Orden Mundial anunciado por el entonces presidente de Estados Unidos George Bush (padre del actual presidente George W. Bush) en 1990, pero ya estaba en preparación desde años y años.

Es el poder absoluto a nivel mundial, y existe porque está establecido con todos los organismos que funcionan como ministerios, la OTAN, UNICEF, UNESCO, FAO. Todas estas estructuras son los ministerios del “Gobierno Mundial” estableciendo las políticas en diferentes ámbitos para todos los países del planeta.

– ¿Cómo actúa esta estructura, qué ejemplos puede dar?

– Un ejemplo actual y obvio es la gripe aviar. La epidemia no existe. Las cifras exactas son de 152 casos de personas que murieron en un plazo de nueve años a nivel mundial, pero la OMS y el “Gobierno Mundial” decidieron que habría una epidemia. Los gobiernos se preparan e invierten una fortuna en millones de dólares en prepararse ante una epidemia que no existe.

También se preparan las mentes de las personas y cuando van a decidir que ya está la epidemia, la gente estará lista y en su cabeza dirá ¡es verdad! Es un ejemplo evidente de política y estrategia a nivel mundial en el ámbito de la salud. Pero es así en cualquier ámbito: en la agricultura con la FAO, en la OMS con la salud…
- Desde el ámbito de la legalidad internacional, ¿Cómo actúa esta mafia?, ¿es posible poner un límite con las leyes?

– La mafia a la que nos referimos es oficial, no es una estructura escondida al margen de la legalidad. Involucra directamente al poder legislativo. Y lo que ellos (los Imagina que las personas dejaran de ir al médico… se derrumbaría el sistema integrantes de esta estructura) llaman ilegal es la competencia. Por ejemplo los medicamentos genéricos, las medicinas suaves, la rama herbolaria, se elimina con formas claras de impedir el uso de productos porque son competidores y molestan a la mafia oficial, que se llama gobierno. Ellos llaman a los demás mafia, cuando en verdad son ellos la verdadera mafia.

– ¿Por qué es un tema del que se debate poco a nivel público?

– Algunos médicos lo han denunciado desde hace mucho tiempo, y cada vez más gente lo ha hecho, pero a costa de grandes castigos. Algunos murieron y todas las personas que dicen cómo funciona, pierden sus privilegios: El derecho de práctica, su laboratorio si lo tienen, sus centros de estudios, su reputación, su dinero, están eliminados tanto a nivel financiero, como social, y hasta físicamente también.

– ¿Qué papel juegan las organizaciones no gubernamentales y las universidades ante una mafia de este tipo?

– Están involucradas. Las organizaciones no gubernamentales aplican las directivas de la OMS. Para el publico parecen ser organizaciones más marginales, siempre de carácter humanitario, o que quieren ir en contra y protestan, pero cuando se indaga se ve que en muchas de ellas las personas que las encabezan son personas que están nombradas por el gobierno.

En cuanto a las universidades, están controladas por la banca y los gobiernos. No sólo el estudiante de medicina, sino otros estudios que son financiados por la industria en muchas de las universidades, y esa industria decide qué se investiga y qué se encuentra.

– Ante la actitud pasiva que parecen tener los pacientes, ¿qué pueden hacer para librarse de este tipo de estructuras?

– No es un problema que se ataque, no se trata de abordar así. El verdadero poder lo tienen los individuos, los enfermos. Imagina que los enfermos dejan de ir al médico. Se derrumbaría el sistema total, sólo porque el poder está en las manos de la persona, en el individuo, pero él no lo sabe, no tiene conciencia de eso.

En realidad el individuo es soberano, él es la autoridad suprema, pero no lo sabe, y él ha entregado el poder a dos instituciones, la primera es el médico, y éste entregó el poder al colegio de médicos, y éste depende del gobierno, y el gobierno depende del dinero, pero dinero con D mayúscula, y a su vez a la OMS y el sistema de la banca mundial. Entonces su poder se entregó a los médicos y su dinero a los seguros, y los seguros pertenecen a los gobiernos, y el gobierno depende del dinero, y llegamos a lo mismo.

El enfermo ya no decide a qué hospital irá, ni qué intervención o tratamiento se le dará, ni su precio, porque ha entregado su poder a los seguros y todo se maneja fuera de su persona. El seguro paga y entonces decide cómo hacer las cosas. El médico decide qué tratamiento se aplicará y el enfermo ya no tiene más poder de decisión; se lo ha otorgado al médico. El médico obedece al colegio de médicos, y siempre va todo al mismo núcleo que lo controla todo. Es lo mismo en todos los sistemas. La pena es que el paciente no tiene conciencia.

Otro ejemplo sería, cuando el individuo deja de pagar los impuestos, son las personas las que tienen el poder y no el gobierno. ¿Por qué el individuo no lo sabe?, pues porque ha olvidado quién es, y solo hace falta recordárselo y enseñarle cómo usar su propio poder.

– ¿Qué papel le corresponde a los medios de comunicación ante esta situación?

– Los medios me han preguntado cosas y están abiertos. Los periodistas estaban muy entusiasmados con este libro ante la posibilidad de conocer esta versión distinta, pero tres meses después se acabó y silencio total, porque recibieron la orden de dejarlo, de dejar de entrevistarme y darme la palabra. Porque el dinero controla la medicina pero también a los medios de comunicación.

– En la promoción de este libro, y en sus conferencias, ¿cómo es el trato del público?

– A nivel del público, es muy positivo. El comentario que me han hecho es: gracias por decir algo sobre lo que estoy pensando por mí mismo. Pero el cuerpo médico lo recibió mal porque se cuestionaban sus privilegios y su autoridad.

¿Qué diablos he venido a hacer en esta tierra?

- ¿Escribirá una segunda parte de “La mafia médica” para tratar de cambiar este sistema? - Lo importante es, primero, comprender el sistema, después comprender que creamos el sistema. No para cambiarlo, no necesitamos cambiarlo. Muchas personas ya empiezan a dejar de ir al médico, y aceptan todo menos ir a la consulta. Ir al médico significa entrar en el sistema del miedo y la enfermedad. Ya está explicado en el libro, lo que hago yo es proponer conferencias y seminarios para enseñar a las personas a retomar su propio poder en el ámbito de la salud, de la familia, del dinero, a nivel político, legal, religioso. Los problemas de los propios individuos tienen una solución frente a cualquier sistema. He escrito un libro
que en poco tiempo se publicará en español. “¿Qué diablos he venido a hacer en esta tierra? ”, que habla de la manera de cambiarse y retomar el poder en los diferentes ámbitos, es decir cuánto más asumo mi poder, más voy mejorando mi promesa. Es el miedo lo que nos hace envejecer y morir. Cuando tomo mi poder dejo el miedo, mejoro mi salud. Se trata de animar a las personas a retomar su poder y a saber cómo usarlo.

Los hombres castrados - I I PARTE

Ahora el temor masculino no se refiere al miedo inconsciente a perder el rumbo por enamorarse de una mujer, ahora tememos ser devorados en otros campos: el económico, el profesional, incluso el sexual por una mujer que acecha. La masculinidad histórica no ha podido reaccionar frente a una mujer que está reafirmando su independencia y pasa a ser la proveedora emocional y material de los hijos. El machismo, otra de las manifestaciones del miedo a la mujer, pierde su sustento y la idea del hombre proveedor sobre la cual se fundamentó la identidad y seguridad del hombre ha disminuido su fuerza. Incluso en las situaciones donde perdura el estereotipo de “la mujer de la casa”, destinada básicamente al cuidado de los niños y el hogar, dependiente e inactiva económicamente, o el de la mujer hermosa y frágil, dedicada exclusivamente el cuidado de su físico, el ocio o la sociabilidad, han ocurrido transformaciones sutiles, ocultas en los modelos tradicionales.
Si existen mujeres que ganan más económicamente que un hombre, o que tienen cargos de liderazgo superiores ¿cómo podemos entender nuestra masculinidad? ¿Cómo es posible seguir siendo alfa cuando estamos en una oficina con una mujer alfa?
Una de las consecuencias más interesantes que ha traído el miedo del hombre a la mujer es que, en muchos casos, la visión que tiene la mujer de sí misma la ha construido a partir del miedo que el hombre le ha tenido a ella. Pareciera incluso que la mujer llegara en ocasiones a temerse a sí misma. He escuchado de forma constante a mujeres decir que es mejor tener amigos hombres porque son más leales que las amigas mujeres, o escuchar que dicen que es mejor un enemigo hombre que una enemiga mujer, que es más traicionera, desleal y sin corazón.
Los movimientos feministas si bien abrieron un espacio de discusión en pro de la igualdad, en muchos casos derivaron en una competencia de géneros, que en el fondo, no satisfizo por completo a las mujeres. Es común oír que en la actualidad los hombres se sienten más amedrentados con las mujeres y que ellas, a su vez, sienten que pierden feminidad al tener que competir en entornos masculinos y pensar que tienen que ser varoniles para sobresalir. Para las mujeres el adquirir importantes cargos políticos, económicos o militares no resuelve las más profundas inquietudes femeninas, ni sus anhelos románticos.
Para nosotros los hombres, la liberación sexual ha sido un arma de doble filo, por un lado permite encontrar entornos sexuales de forma más abierta, trascender la barrera de la virginidad hasta el matrimonio y establecer más relaciones casuales lejanas al tabú. Así mismo, el hombre enfrenta el temor a la mujer promiscua, liberal, que vive su vida sexual de forma independiente, abierta y con exigencias altas de desempeño, esto ha generado hombres con miedo de la libertad sexual femenina y mujeres orgullosas de su libertad que se la restriegan en la cara a los hombres, diciéndoles “si quieres estar conmigo los estándares son muy altos, te voy a pedir mucho pero mucho placer.”
Dice Jean Delumeau en “El miedo en occidente”:
“En el inconsciente del hombre la mujer suscita una inquietud, no sólo porque ella es juez de su sexualidad, sino porque él la imagina insaciable, comparable al fuego que hay que alimentar sin cesar, devoradora como la mantis religiosa. La mujer le resulta ‘fatal’. Ella le impide ser él mismo, realzar su espiritualidad, encontrar el camino de su salvación. La mujer es acusada de ser un ‘placer funesto’, de haber introducido a la tierra el pecado. El hombre busca un responsable de haber perdido el paraíso terrestre y encuentra a la mujer.”
La pregunta de reflexión que quiero dejar con este escrito, es cómo es posible dar el paso del miedo a la mujer a la colaboración con ella. Cómo romper el lazo de dominación que muchas ya han establecido sobre los hombres. Cómo recuperar la masculinidad para recuperar el respeto perdido, mostrar confianza y recuperar la igualdad en las vidas de muchos hombres.
Creo que una primera respuesta está en revisar para nosotros que es ser hombre, varón, masculino, y qué es lo que en realidad es una mujer. Y a partir de allí revisar nuestros miedos, y cómo algunas los utilizan como mecanismo de poder y manipulación. Es importante saber que la idea no es discutir, o remontar la ventaja, es simplemente recuperar espacios de autonomía, de libertad, de capacidad de decir que NO, de hacer las cosas como consideramos que son correctas, de poder enfrentar una discusión si ella es fruto de tomar nuestras propias decisiones.
Un seductor no puede seducir a una mujer sobre la base del miedo que se les tiene porque son muy hermosas, o porque son demasiado libres e independientes, o porque se proveen a sí mismas. En el fondo ellas siguen teniendo las mismas necesidades afectivas, son las mismas niñas que jugaban a las muñecas y que quizá tienen sueños y metas, que tienen un centro emocional que puede ser estimulado si sabes cómo acercarte a él, pasando por encima de la superficie tosca que ha inventado para desconcertar a los hombres y a las demás mujeres. Como hombres debemos desarrollar ese mismo exterior lleno de seguridad, que obviamente debe corresponder a un interior idéntico, y dejar el miedo y reemplazarlo por seguridad. Quizá ese sea el camino por el cual muchos hombres pueden recuperar el respecto de las mujeres que los rodean.
Ahora estoy estudiando los arquetipos del miedo femenino en la mente histórica de los hombres. Espero pronto poderles compartir algunos de estos: las diosas, las brujas, las vampiresas, las hechiceras. Esto quizá nos ayude a exorcisar más de un demonio que tenemos presente en forma de mujer en nuestras mentes.

Escrito por Álvaro Bonilla (1978)
Psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana
Filósofo de la Pontificia Universidad Javeriana
Licensed MasterPractitioner PNL avalado por Richard Bandler, Life Coach,
Candidato a Master en Psicología del Consumidor de la Universidad Konrad Lorentz

Los hombres castrados - I PARTE

“La naturaleza nos ha hecho a las mujeres absolutamente
incapaces de practicar el bien y las más hábiles urdidoras del mal.”
Eurípides, Medea


Últimamente he descubierto un fenómeno bastante interesante en el mundo masculino que es bastante preocupante: el miedo a las mujeres y al mundo femenino. He visto con asombro en mi sitio de trabajo, en la calle, con mis amigos, en todo lado hombres temerosos de las mujeres, que les tienen puro miedo y pánico a lo que ellas puedan decir, que creen que el mundo femenino es un algo totalmente diferente de ellos y que por ello hay que temerles, porque son demasiado seguras de sí mismas, porque tienen pretendientes a montón, porque reparan en la belleza física de nosotros los hombres, porque sus orgasmos son inalcanzables y simplemente nunca están satisfechas, que se burlan en secreto de los hombres por inútiles, que los regañan, que los hacen sentir mal, que los manipulan, que los engañan, que son infieles, que son mentirosas, etc.

Recuerdo a alguien tenerle tanto miedo a su jefe (que es una mujer) que decide nunca decirle que NO a nada para no desatar en ella la furia y que lo regañe. Y ese mismo hombre está muerto del miedo porque en su área la mayoría son mujeres que lo tienen amedrentado con su temperamento.
A eso me refiero cuando hablo de hombres castrados, que simbólicamente han perdido su masculinidad, su virilidad, y se han convertido en personas socialmente impotentes frente a las mujeres, que las consideran como seres peligrosos, vengativos, irascibles o simplemente inalcanzables, y que ceden de forma pusilánime a todas sus demandas, caprichos y que al comportarse así propician que estas mujeres les pierdan el respeto, abusen de ellos, se aprovechen de su posición (como jefa, esposa, novia, amiga) y los sometan, como una persona sometería a un perro. Eso crea un círculo vicioso de maltrato y una actitud perdedora, poco masculina en el hombre.
Y ojo, no estoy acá promoviendo comportamientos machistas, ni creo que el hombre debería estar por encima de la mujer. Simplemente este escrito busca que recuperes tu rol y que rescates un poco esa confianza, esa seguridad y ese respeto por ti mismo que debes tener y que todos los demás deben tener. Y me refiero a los casos específicos en los que los hombres están claramente en desventaja respecto a las mujeres de su entorno, bien sea porque las ponen en un pedestal por su belleza o por valor social o porque han sido amedrentados por mujeres caprichosas, demandantes, jefas abusivas o explosivas.
Es justamente el epígrafe de Medea, obra clásica de Eurípides, que encabeza este post el que ilustra lo que creen muchos hombres de la naturaleza femenina: una carga de belleza, exotismo, secreto, vanidad, maldad y manipulación. Revisando la literatura, la filosofía y la historia es posible rastrear desde antiguo el temor del hombre a la malignidad femenina. Recorre la imaginación humana como un fantasma y se plasma en todas las formas de arte. Revisando la psicología y el psicoanálisis encuentra uno las míticas diosas madre, de la que el resto de personales míticos femeninos proceden, encarnan misterios insondables. Su capacidad generadora de vida lleva implícita la muerte; su maternidad, en ocasiones puede llegar a tener una connotación dominante, avasalladora, siniestra. Todos al fin y al cabo venimos de una mujer, que es una encarnación simbólica de la madre naturaleza. Allí comenzó el miedo, nos dirá el psicoanálisis. Si bien la madre puede ser sabia, protectora y tierna, en ocasiones también parece inmensa, infinita, todo poderosa, agobiante. A los ojos del hombre la mujer siempre será amada y deseada y a la vez temida y odiada.
Aunque el miedo a las mujeres tenga algo de práctico y real sus bases son profundas, inconscientes, simbólicas en la mente de los hombres que se vuelven pusilánimes ante ellas, en la mente masculina que se deja castrar simbólicamente ante las mujeres que parecen apropiarse de su virilidad y tomar fuerza de ella. La mitología tiene relatos parecidos, es más, en un momento el hombre se siente superior a la naturaleza femenina y piensa en poder dominarla con su inteligencia, con su fuerza y se rebela, y no solo él, sino que trae consigo a dioses guerreros que se encargan de opacar a las diosas femeninas. Ellas, aunque aparentemente despojadas de su papel principal, siguieron plenas de sugestiones. Casi ocultas llevaban a cabo sus actos de manipulaciones. Adquieren en la mente inconsciente y simbólica del arte la forma de hechiceras, demonios súcubos, temidas brujas e incluso vampiresas. Ellas han impulsado el mundo desde hace tiempo, motivadas simultáneamente por sus caprichos y arrebatos despiadados, y actúan casi siempre movidas por intensas pasiones que las arrastran inevitablemente.
Las mujeres han dado cuerpo a lo incomprensible, por lo que le recuerdan constantemente al hombre que la naturaleza, la vida y el mundo no están bajo su control. Es por eso que jamás el hombre ha llegado a comprender plenamente a una mujer. Y siempre siente que hay algo en ella que no alcanza a prever ni descifrar, y a ese aspecto femenino le teme profundamente. Del mismo modo, a todo aquello que se le asemeja a ese comportamiento imprevisto, azaroso e instintivo, lo ha asociado a la mujer.
Este miedo tan antiguo llevó en épocas a que muchas mujeres fueran acusadas de brujas. En un principio, como herederas de las diosas, aparecen las hechiceras o sabias, que se transformarán eventualmente en brujas. También aparecerán en forma de súcubos, unos sugestivos demonios sexuales femeninos, antepasadas de las vampiresas, amantes de ultratumba, sedientas de sangre y de sexo. Todas ellas encarnan el antiguo miedo al incierto camino de la muerte, a la profanación de la sangre y a la impotencia sexual masculina. A las mujeres se les teme, por otra parte, porque atraviesan con facilidad el puente entre la vida y la muerte, porque pueden dar la vida. Pero sobre todo porque el poder que ejercen sobre la libido del hombre supera el control que éste tiene.
Y es tal el miedo que han despertado las mujeres en quienes solo esperan encontrar en ellas sumisión, fragilidad y delicadeza, que algunos llegaron a considerar que por su naturaleza la mujer estaba ligada a lo demoníaco y, de ese temor, surgió la imagen de la bruja. Dice Mario Praz en su obra “La muerte, la carne y el diablo”: “Siempre ha habido mujeres fatales en el mito y en la literatura porque mito y literatura no hacen más que reflejar fantásticamente aspectos de la vida real y la vida real ha ofrecido siempre ejemplos más o menos perfectos de femineidad prepotente y cruel.”
Hoy en día el miedo a femenino permanece, visto de formas concretas como el miedo a la esposa, a la mujer jefe, a la mujer bonita, etc. A los ojos masculinos la mujer siempre va a encarnar aquello que no se puede controlar ni comprender por completo. Sus comportamientos, intenciones, actitudes y sentimientos siempre escaparán a la estructura racional con la que el hombre pretende sentirse estable.

continua...



Escrito por Álvaro Bonilla (1978) el lunes 26 de Julio de 2010
Psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana
Filósofo de la Pontificia Universidad Javeriana
Licensed MasterPractitioner PNL avalado por Richard Bandler, Life Coach,
Candidato a Master en Psicología del Consumidor de la Universidad Konrad Lorentz